Aunque no cuento nada relacionado con experiencias alcohólicas en esta entrega de Caminando en otro mundo si sentí que caminaba en otro mundo al pasear por Cuenca.
A los tiempos que pude ir a Cuenca. Hace un par de años tuve que hacer un trabajo por ahí poniendo un software para vender entradas para un concierto que se estaba realizando, me pudo pegar unos tragos con los locales y se pasó bacán.
Esta vez fui en plan tranquilo, acompañando a mi hermano y a mi mamá a un evento. Pude pasear un poco por la ciudad especialmente por el centro. Pude comer cuy, mote pillo y tomarme una buena Pilsener. Todo correcto la verdad. Cuenca es una ciudad que me gusta mucho por tranquila, aunque quien quita y si me quedo mucho tiempo ese detalle de tranquilidad me deje de gustar pero bueee no es el caso.
En especial quería hablar de un par de iniciativas que vi y me gustaron bastantaso, ambas relacionadas con el transporte público.
La primera el sistema que tienen de recolección de dinero en los buses. Una bestia. Es el mismo sistema que tienen acá en Quito en los alimentadores del trole, mismo aparato, mismo display, misma voz en off jaja... pero la gran diferencia es que allá todos tienen su propia tarjeta recargable. Así cada quien sabe a qué atenerse, si quiere pagar medio pasaje consiga la tarjeta especial, sino quiere andar preocupado por tener sueltos para el pasaje consiga su tarjeta normal. Esto en verdad me parece excelente, cada quien se sube paga con su tarjeta y listo, el que no tiene tarjeta debe tener una moneda de 25 centavos o de 50 para pagar de dos y ya. Las paradas están definidas lo cual provoca que la gente sepa dónde tomar el bus y dónde se puede quedar. Eso le da una gran carga de organización al tránsito y no se da aquello que acá en Quito es pan de cada día, los buses haciendo lo que les da la gana. Sin embargo el punto que más me gustó es que al tener este sistema no hace falta cobrador, es decir no hay la bulla de los gritos del man cantando la ruta por donde va el bus y menos aún el clásico y malditamente cansón siga siga por el medio... siga tenga la bondad.. acomódese al final ... siga al fondo.. acá tiene un asiento... osea una gran ventaja.
La otra esa iniciativa de Taxi Seguro. Esta me sirvió a mí especialmente como extranjero porque ya me daba un indicio de que el taxi al que me subía si tenía todo en regla y no me iba a sacar la cabeza con una carrera. Así uno puede distinguir a leguas un taxi que cumple con todo de los que no y claro también uno sabe a qué atenerse si decide subirse a un taxi "no seguro".
Estas iniciativas me parecen buenasas y no sé que tanto puedan aplicarse a una ciudad como Quito en la que últimamente hemos aprendido a vivir en nuestro caos particular. Nunca está por demás nutrirse de las cosas buenas que hacen en las ciudades el Ecuador dándole varias lecciones de convivencia de facilidades a la capital que buena falta le hace mejorar en muchos aspectos.
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