Me doy cuenta que ando medio como que desesperado. Como que hay tantas cosas que se pueden hacer pero me trabo en tonterías y no avanzo. Como que hubiera sido buena idea poder hacer las cosas de otra manera o de la manera en las que las veo ahora pero ya no hay marcha atrás o la marcha que hay implica arriesgar cosas importantes. Desesperado hasta en pequeñeces, como que me subo a un bus y voy al centro para ir más cómodo y luego viendo como se llena de gente y cómo se acerca el lugar donde debo bajarme me lleno de ansiedad al pensar que debo pasar empujando a todo el mundo o como que conduzco en hora pico y luego tengo la ansiedad de pensar que debo parquear el auto y no sé cómo ni en dónde.
Y cuando hago pausa. Veo que todo sigue siendo igual y que en verdad valdría la pena tomar el riesgo para alcanzar un bien superior o una tranquilidad un poco más auténtica, como que ya que hay opciones se las debería tomar arriesgando como siempre, si siempre he hecho lo mismo y ya sé que darse con la piedra en los dientes no duele tanto como lo pintan y que las camisas no tienen tan mal sabor cuando te toca comértelas por jugadas que no han dado el fruto esperado.
Y bueno. No todo puede ser chistoso en la vida, pero tampoco todo puede ser lamentable.
Eso no más
No sé si la desesperación tuya cabe en el mismo saco que las que a veces suelo tener... pero a mí me pasa que cuando tengo algo verdaderamente importante que hacer, me entra la desesperación como parte de la procrastinación... procrastinare humanum est!
ResponderEliminarun abrazo