lunes, 31 de diciembre de 2007
Primero que nada
Contigo es cuestión de decir las cosas y ya. Sin tapujos. Con la seguridad de que no vas a tergiversar y sin adornos. Sin decir espero que comprendas, que es difícil para mí pasar por esto. Tú lo sabes de antemano, no porque pienses igual realmente, sino más bien porque me entiendes, porque guardas conmigo cierta paridad, tienes la clave que me descifra. Eres maravillosa, hábil en eso de adivinar mis frases y completarme, y es un alivio decirlo todo sin temores sin tener que disimular u ocultar ciertas partes, por más ocultas que se las tenga las conoces o te las imaginas y no hace falta tampoco que hagas alarde de eso porque a nadie más que a ambos nos importa y a mí sinceramente ya me tienes lo suficientemente impresionado como para que eso cambie la concepción que tengo de ti y más bien tú pareces callarte ciertos detalles y sabes que a mí tampoco me interesa entregar u obtener una fotografía completa de la situación, con el bosquejo es más que suficiente, suficiente para confiarte todo lo que ya sabes implícitamente, y todo lo que me has dicho tácitamente también queda aquí conmigo osea a fin de cuentas contigo. Hablamos entonces casi sin decir nada pero con la plena convicción de que ambos ya sabemos.
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