miércoles, 16 de febrero de 2011

El juego de la pestaña

Rozo con suavidad tu mejilla con mi dedo en busca de la pestaña. En ese momento tú sabiendo lo delicado de la operación te quedas quietita, no vaya a ser que nos quedemos con los churos hechos y no podamos seguir el ritual. La pestaña se posa en mi dedo y la aprisiono con el pulgar. No hace falta entonces decir nada porque aleatoriamente se cumplen los pasos... aplasta tres veces, sopla tres veces, pestañea tres veces... las miradas perdidas pensando en un deseo, algo no muy complejo, no vaya a ser que sea demasiado para la pestaña y se le dificulte cumplirlo. Elige un dedo. Secretamente yo siempre quiero que tú ganes porque me encanta ver tu sonrisa cuando la pestaña está en el dedo que tú escogiste y digo que se te cumpla, y espero que así sea, que se te cumpla, porque a veces creo también que siempre pedimos el mismo deseo, que se te cumpla, porque algún día yo jugué y ahora eres realidad.

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