miércoles, 15 de julio de 2009

Cuál vos



Cosas incomprensibles que le pasan a uno. Hace mucho tiempo cuando el trole era aún novedad y la gente se agolpaba en grandes cantidades en la parada de El Recreo (bueno hasta ahora seguimos agolpándonos, por fortuna yo no con tanta frecuencia pero bue). Grandes filas se hacían en cada una de las paradas de los buses alimentadores, de tal forma que para llegar al mío que era uno de los primeros debía atravesar muchas filas.

Un día llegué a esa estación con mi prima y mi primo. Como estábamos con una niña decidimos que yo iría primero para abrir paso entre la multitud y mi primo iría cuidando que nadie toque a su hermana. Pues bien empezamos a caminar y a pedir permiso para pasar por entre la gente.

Yo decía permiso, pasaba yo, pasaba mi prima, pasaba mi primo, con su permiso señor, yo, mi prima, mi primo, permiso por favor, yo, mi prima, mi primo, permiso caballero, yo, mi prima, mi primo, permiso señora, yo mi prima mi primo.... cuando de repente lo inesperado, con su permiso...

¡¡¡¡CUÁL VOS!!!!

Debo admitir que me cagó el man. En verdad jamás me esperé oir eso. El man me quedó viendo y yo no atinaba si decirle vos pues vos o seguir mi camino sin drama. Opté por la segunda sin articular palabra, mi prima se rió y mi primo creo que ni le escuchó.

Osea esa frase se entiende cuando a alguien le dices algún insulto tipo: ¡Animal!, ¡Caremaso!, ¡Hijo de un vacile!... luego lógicamente viene el clásico Cuál vos... como quien dice soy espejo y te reflejo. Pero hasta llegar al bus y subirme y ya luego de bastantes años, bastantes me sigo preguntando que tenía este tipo en la cabeza.

- Permiso señor.
- ¡Cuál vos!


Osea en teoría nadie se insulta a sí mismo al menos no con esa espotaneidad. Bah, cosas incomprensibles que le pasan a uno.

Imagen tomada de acá

domingo, 12 de julio de 2009

Vendedores Ambulantes: el que hace la diferencia


Bien damitas y caballeros agradeciendo primeramente al profesional del volante y al señor controlador que me han permitido subirme acá a este medio de transporte. El motivo de mi presencia acá no es molestarte y mucho menos incomodarte, sino darte a conocer este nuevo producto llamado "inserte nombre", el cual voy a pasar en emprestar por cada uno de sus respectivos asientos, esperando me lo sepas recibir y no me dejes con la mano estirada, ya que el ver y tocar no significa que lo vayas a comprar... La dama el caballero que ya tiene el producto en la mano se estará preguntando cuánto le cuesta cuánto le vale, la suma la cantidad es de 25 centavos por las X unidades. 25 centavos que no enriquecen ni empobrecen a nadie pero que para mí son de mucha ayuda. Hablo con una madre o un padre de familia de buen corazón que sabe lo que es llevar un pan a la mesa de su casa. Bueno no le canso más 25 centavos por las X unidades, que la paz y la felicidad reine en cada uno de sus respectivos hogares.



Si alguien hace uso del transporte público estará ya familiarizado con este tipo de discurso que viene por parte de la mayoría de vendedores ambulantes (o como ellos se llaman un batallón de muchachos que día a día se ganan la vida honradamente). Vendedores de productos muy variados y de todas las edades (lamentablemente hay demasiados menores de edad). Casi todos usan el mismo discurso, es por eso que muchas personas como yo que a fuerza de repetición nos han hecho aprender este discurso, que no siempre es exactamente igual pero tienen el mismo tono.

En lo que he podido observar cada vez hay más vendedores y cada vez hay menos gente que compra, a muchas personas les he escuchado decir "hoy se subieron tantos vendedores al bus, ya estaba cansado/a de oir la misma cantaleta". Y es verdad, resulta por lo menos agotador escuchar el mismo discurso por parte de todas las personas que usan este medio para poder subsistir, es aquí donde tomo realmente lo que quiero resaltar en este post.

Hay casos excepcionales en esto. Hoy hablo de uno de estos casos. Se trata de un vendedor de caramelos, un poco malencarado, pero siempre que se sube al bus vende por lo menos unos 2,50 o 3 dólares, es decir logra que entre 10 y 12 personas adquieran su producto. Justamente logra esto porque hace la diferencia. Al llegar y vender sus caramelos él logra captar la atención de la gente, habla de política, de índices y estadísticas del país, habla de religión, hasta un poco de charla motivacional se manda. Al final siempre dice que aunque él sea solo un vendedor de caramelos eso no implica que no pueda darse un tiempo para leer, estar informado, navegar por internet para poder hablar de cosas interesantes a sus clientes. Luego de su discurso que resulta ser más largo que el del común de los vendedores somos muchos los que nos quedamos con 5 caramelos en el bolsillo y 25 centavos menos, que en verdad no enriquecen ni empobrecen a nadie.

Con ese ritmo de ventas esta persona gana mucho más que yo al momento, y me deja una reflexión. No importa la actividad que desarrolles, puede ser las más simple o la más sofisticada, siempre es necesario saber diferenciarse de las personas que hacen los mismo que tú. Lograr un nivel tal que la gente esté dispuesta a trabajar contigo y/o adquirir tu producto. Hacer lo "mismo" que los demás, siendo el mejor para hacerlo.

Obviamente la idea es diferenciarse en forma positiva, yendo al mismo ejemplo con vendedores ambulantes hay los que se diferencian porque en verdad no te venden nada sino que te asaltan de forma disimulada, con insultos entredientes y malos tratos, con amenazas frontales, pero bueno en verdad esos casos de los que me ha tocado vivir varios no vienen al caso y tal vez sean tema de otro post.

En todos los ámbitos es necesario marcar la diferencia, ¿no les parece?


La imagen la tomé de acá.

Acá vi un post donde se habla también de vendedores ambulantes. No es un sitio ecuatoriano lo cual me deja pensando en que en todos los países los vendedores de transporte público usan un sistema similar.

lunes, 6 de julio de 2009

Señales que indican que debes cambiar de empleo


En los últimos días he estado pasando por un poco de cambios en materia laboral. Simplemente me cansé de lo que estaba haciendo. No me motivaba más. No tenía pasión alguna que me lleve a realizar lo que debía hacer.

Pongo acá una lista de las cosas que me parece indican que ha llegado la hora de cambiar de actividad laboral.

  • El trabajo ya no te motiva: despiertas por la mañana y maldices la llegada del nuevo día. Preferirías estar enfermo que ir a trabajar. Una terrible variante de esto es fingir una enfermedad para faltar al trabajo. Otro comportamiento asociado es que te tome el doble o triple de tiempo hacer alguna actividad en particular.

  • Desperdicio de tiempo: si uno ya no está motivado empieza a hacer cualquier cosa menos trabajar. Aparece entonces Twitter, cualquier amigo conectado en el msn, StumbleUpon, El Bruto, en fin cualquier actividad que permita distraerse. Es una pérdida total de tiempo tanto para uno como para la empresa. Si ves que hay mucho tiempo de tu día dedicado a actividades no laborales que están afectando tu rendimiento es mejor cortar por lo sano y dejar que otro que sí quiera hacer el trabajo cumpla con tu rol.

  • Cualquier tontería te molesta: normalmente uno trabaja con un grupo de personas, en la mayor cantidad de casos con personas muy heterogéneas. Si te das cuenta que todos empiezan a hartarte, que ya no soportas la forma de hablar del uno, los chistes del otro, y en definitiva cualquier cosa que de otra forma sería intrascendente es mejor salir. No es bueno que uno viva haciéndose mala sangre simplemente porque los demás han decidido ser como son.

  • Paranoia: al estar experimentando este tipo de desazón con las actividades que uno realiza se empieza a crear una especie de paranoia, como si todo el mundo estuviera en contra de uno achacándole el porqué de su actitud. Uno empieza a medir palabras y a decir solo lo estrictamente necesario, además ya no crees en nada de lo que te dicen. Lo más sano, sal de ahí, porque en verdad podrías perder la razón o los estribos.

  • Tiempo libre: no hay nada de malo en un trabajo exigente, de hecho eso debería ser un punto a favor, que sea un trabajo que te rete a diario y te obligue a crecer. La falla es que el trabajo empiece a volverse tan absorbente que en definitiva se cae en aquella frase: No se trabaja para vivir, se vive para trabajar. Si tu empleo te quita todo tu tiempo y trunca tus ansias de desarrollar actividades distintas es mejor ir buscando nuevas oportunidades.

  • Compromiso mis polainas: hay empresas que logran que sus empleados estén tan comprometidos con la causa que no les importa trabajar horas extras sin paga con tal de cumplir plazos apretados y solventar problemas, empleados comprometidos que trabajan “desinteresadamente”. Empleados que se explotan a ellos mismo, lo cual no está nada bien aunque peor es cuando la explotación es real por parte del empleador. Si simplemente no te sientes comprometido mejor vuela.

Este tipo de factores se van combinando y crean malestares graves en las personas. La mayoría de veces la empresa sigue siendo la misma, las personas se portan como siempre, pero uno está en un estado tan crítico que empieza a volverse loco y a crear un malestar general.

La idea es sentir pasión por lo que se hace, tal vez no por las tareas cotidianas, tal vez sentir pasión por alcanzar un puesto mucho mejor o un aumento, tener metas claras. He visto tantas cosas en estos años en los que he trabajado para 5 empresas distintas, mi decisión ha sido abrirme en paz y tranquilidad y buscar la independencia, tener mi propio negocio.

¿Se han sentido alguna vez así?. ¿Se les ocurren más razones por las cuales uno deba considerar salir del lugar donde está trabajando?


La imagen fue tomada de acá

domingo, 5 de julio de 2009

Adoum


Tomo mi libro de Jorge Enrique Adoum. El Tiempo y Las Palabras de la Colección Antares. Este post es un sencillo homenaje a uno de mis autores favoritos, no conozco mucho de su vida, de su historia y de seguro muchos otros bloggers hagan posts mucho más informativos. Adoum y su obra forman parte de mi vida. Como lo hice hace un tiempo con Benedetti comparto uno de mis poemas favoritos de Adoum, el que le dio título a este blog hace ya un tiempito.

Esta Lógica Triste Aristotélica
(Jorge Enrique Adoum)


como esos enternecedores jugadores de póker
que se arrepienten de haber pagado para ver
y de no haberse atrevido cuando hubieran ganado
e insisten esperanzándose con miedo así nosotros
perdimos con cada par que tuvimos y volvemos a
arriesgarnos
diciéndonos que esta vez será definitiva
y nos creemos la primera pareja de la tierra
que tiene algo duradero que decirse
lentas historias para la posteridad del tacto

es el animal del corazón atado que no aprende
que después de esta impecable ensambladura
(no faltaría más la hemos ensayado
tantos años con otros cada uno por su cuenta)
y de este espejo cóncavo de soledad en que nos
deformamos
habrá una nueva vez quién no lo sabe
ésa sí también para siempre como todas

lo sé por esta triste lucidez de monógamo imperfecto
porque no soy ni apostador ni ágamo
y comienza a haber gana de vivir contigo
(recuerdo que es así como empieza toda gamia
una mano más ésta sola pudiera ser que ganemos
o quizás nos desquitemos del pasado)

ya ves que puese a todo lo hablado lo vivido
seguimos siendo modestamente humanos


Que descanse en paz Jorge Enrique. Esto ya lo había publicado en los inicios del blog.