Sapos (2007-06-08)

Título original Oda al Sapo...

Me senté pues, como no podía ser de otra manera, a esperar, tomando en cuenta que llegué antes de hora bajo la ondulada sombra de un árbol parqueado justo en frente de la exhibición. No pasó mucho tiempo antes de que empiece a disfrutar de la exhicibicón que tenía enfrente. La vitrina una simple reja que más de uno habrá saltado en una noche de ron. El desfile interminable de gente. Pensé en la exhicibición de sapos a la que iba a asistir, multicolores, únicos, pequeños, estrambóticos y la gente empezó a tomar rasgos anfibios por ejemplo, el abrazo de aquel con aquella que con semblantes serios conversan, él le va sapeando las andanzas del rival, ella admira la sinceridad y se pregunta porqué no hacerlo su pareja, él ve que su táctica va dando resultado a cada paso. Sapos. Dos señoras pintorescas, bajitas, gordas y de paso lento, sin cadencia, tienen una larga lengua, se cuentan todo y siguen alargando el curriculum vitae de la gente, no hablan de ellas sus lenguas, no son egoístas, todo su esfuerzo y largura para el prójimo. Sapos. Personas con mal gusto para vestir o poco dinero para comprar ropa normal. Sapos. Gente alta baja, gente baja sube, niños, ancianos, familias. Algunos comen a falta de moscas comida mosqueada, pasan y repasan, por un momento todo cambia , se torna estanque, pantano, una selva. Miles de especies, unas conocidas y otras por conocer desfilan en una procesión de sapos, tras las rejas van haciendo su metamorfosis. Sapos. Empiezan a saltar ante mis ojos presos de su condición anfibia que desconocen o se niegan a aceptar y cuando estoy a punto de perder toda la fe, de querer unirme incluso al rebaño, manada, cardumen o como sea que sea que se llame a un grupo de sapos (sinceramente no lo sé), veo tres personas que me devuelven a la realidad. El más pequeño es el más auténtico, a los otros los conozco mejor y sé de sus fallas. La espera terminó y luego de haber visto tanto sapo entro un poco hastiado a la exposición de sapos que sin embargo no desentona y a pesar de lo repetitivo no deja de asombrarme.